He tenido la oportunidad de visitar la Catedral de Palma de Mallorca y disfrutar de la intervención del artista Miquel Barceló (entre 2001-2006) en el ábside lateral derecho de la cabecera. Os quiero contar como fue realizada pues me ha parecido impresionante y que se integra perfectamente en el ambiente de la Catedral.
La luz es la clave simbólica de la Capilla.
Se trata de la creación de una pared de cerámica policromada que cubre casi la totalidad de los muros y cinco vitrales de 12 metros de altura.
La capilla recrea la iconografía evangélica de la multiplicación de los panes y los peces y las bodas de Caná. Como apoyo al simbolismo eucarístico, Cristo resucitado preside la capilla.
El trabajo se comienza en Italia, en el taller de Vicenzo Santoriello. La arcilla procede del Norte de Alemania y de la zona de Roma y Salerno, su elección estuvo condicionada por tres criterios: maleabilidad, resistencia y cromatismo.
El artista habla al respecto diciendo que "una pared cerámica ya es de por sí todo un espacio independiente del resto de la arquitectura. Mi experiencia de trabajar con fango siempre la he visto como una extensión de mi pintura. Las grietas son una gran red y hacen que la obra coja su lugar. Era muy consciente de que el retablo tenía que coexistir con la obra de Gaudí."
Los vitrales se fabricaron con cristales superpuestos, representan palmas, olas, algas dibujadas con una escritura esgrafiada y reproducen la luz del fondo del mar.
Quiero destacar que a pesar de ser una obra rompedora, se complementa perfectamente con el resto de elementos de otras épocas como el baldaquín de Gaudí que en su momento también fue innovador y el retablo del SXVII de Jaume Blanquer. Las grietas y las formas de la pared son utilizadas para el grafismo de la obra de una manera espectacular.